El 23 de septiembre del año 2019, fue celebrada la Cumbre del Clima. Y el tema central de la misma fue “La Naturaleza“: esa gran preocupación del siglo XXI. Una cumbre que fue liderada por el Antonio Guterres, Secretario General. Este líder, quien está a cargo de velar por el cumplimiento del Acuerdo de París. Pide a los líderes mundiales que se establezcan estrategias que realmente contribuyan a reducir el efecto de los gases de invernadero.
Se estima que es necesario reducir el efecto de tales gases en al menos un 45%. Para así favorecer la recuperación de la naturaleza. Y esta reducción se pretende que se realice año tras año. Hasta llegar a un escenario con un nivel de gases prácticamente cero en el 2050. El gran tema de polémica es como afecta la actividad de cada Estado a la naturaleza. Es decir, se habla de una cuestión de la soberanía de cada país.
Lo que se trata de diferenciar, es como las acciones de un país afectan sólo a su territorio. O realmente tienen efectos fuera de sus fronteras y afectan de forma global. Es un fenómeno similar a lo que ocurrió recientemente con los incendios del Amazonas. Una situación que generó bastante tensión diplomática. Así pues nos encontramos con 2 posibles caminos. Cada cuál a lo suyo o crear un frente común.
¿Qué cada país siga su propio destino?
Lo que ocurre es que la soberanía de cada estado, supone al mismo tiempo una fuerte limitación a la hora de salvar a la naturaleza. La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático afirma que todo lo que ocurre en la vida y naturaleza del planeta, es un problema que debe ser asumido por toda la humanidad.
Sin embargo, los intereses de los estados delimitan las actividades ecológicas. Una prueba evidente de ello fue lo que indicó el mismo presidente de Brasil. El señor Bolsonaro señalo en la Asamblea General del 24 de septiembre que las Naciones Unidas deben respetar la soberanía de Brasil sobre toda la región del Amazonas.
El asunto de fondo es que la soberanía se establece en pro de los recursos naturales. Detrás de la exigencia de Bolsonaro está claro que hay un interés sobre la explotación económica de los territorios. Y todo el beneficio que puede tener la explotación de la selva amazónica para el desarrollo del país.
¿Asumir la responsabilidad entre todos?
Permitir que otras naciones intervengan en un asunto como lo han sido los incendios del Amazonas pondría en duda la soberanía del país. Y si un problema es asumido por otras naciones del planeta, éstas seguramente defenderían que tienen ciertos derechos sobre dicho territorio y es ahí donde se desata el problema.
De acuerdo a la Asamblea General de las Naciones Unidas de 1952. Se estableció que la soberanía de cada país le otorga la facultad a este mismo de dar uso a los recursos naturales de acuerdo sus mismos propósitos y sus estrategias a favor de su desarrollo. Pero al mismo tiempo, el tema de la “preocupación común de la humanidad”, debería dejar de lado las limitaciones de otros estados para favorecer a la naturaleza.
En el año de 1972, en la Cumbre de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente Humano. Que fue celebrado en Estocolmo. Se llegó a la conclusión que la soberanía de los Estados debe comprometerse a que toda la vida de la naturaleza y la explotación de los recursos no llegue entonces a impactar sobre los límites de sus naciones hermanas.
¿Respetar los límites y asumir la indiferencia?
Así es como en el momento se reflexiona fuertemente sobre la actitud que deben emprender los estados frente a la soberanía de otros países. En pro de salvar la naturaleza del planeta. ¿Es necesario respetar los acuerdos internacionales y dejar que cada país se haga responsable de su porción de naturaleza?
O bien, resulta más que razonable dejar de lado el tema de la soberanía y los límites políticos. Para así entre todos se asuma un trabajo a favor del planeta cuando se presenten situaciones tan cruciales como lo ocurrido en el Amazonas.
Los científicos insisten en que el planeta representa un sistema único. Y que todo lo que ocurra en un país repercute en el resto de la naturaleza global y en el destino de la humanidad.