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SALUD

Expertos afirman que Instagram y TikTok pueden afectan más tu salud mental y tu bolsillo de lo que creías

En los últimos 20 años hemos sido bombardeados con toda clase de dispositivos electrónicos, uno cada vez más avanzado que el anterior que apenas se había lanzado como innovador seis meses atrás.

El avance tecnológico ha sido tan rápido y beneficioso para el progreso de la humanidad, que dimos por sentado que seríamos capaces de llevar el ritmo a nivel de salud mental.

En pocas palabras, aunque hemos podido dominarlas y sacarle provecho, los consumidores nunca hemos estado mentalmente preparados para gestionar todos esos cambios abruptos que nos han alejado cada vez más de nuestras necesidades más esenciales y humanas.

Siempre ha sido motivo de curiosidad por los investigadores de la salud mental el conocer cómo han impactado estas tecnologías en nuestra mente y sociedad, y aunque ya se han hecho muchos experimentos y estudios, simplemente esto es mucho más complejo de lo que pensábamos.

 

Actualmente se sabe que el tiempo dedicado a redes sociales está directamente relacionado con el aislamiento y el desarrollo de trastornos mentales

 

Pero es mucho más complejo que esto, pues también entran en juego toda aquella exposición que realmente no necesitamos y puede llegar a perturbarnos como la epidemia de fake news que estamos viviendo en la actualidad, especialmente en cuestiones políticas y de salud.

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Recibir fake news a través de redes sociales sí pueden impactar en la salud mental, pues al recibir malas noticias desencadena una respuesta emocional de miedo, ansiedad e incluso tristeza.

Para el otro sector de la población que han podido identificar los fake news tampoco quedan fuera, pues notar un engaño que puede perjudicar a la sociedad que lo rodea y que el responsable de engañar ha salido impune, también despierta emociones de frustración, impotencia e incluso ira de forma automática.

Si esto puede causar una noticia falsa que puede ser incluso ajena a nosotros porque ha ocurrido en otro momento y lugar, ¿qué puede despertar en nosotros ser víctimas, afectados indirectamente o testigos de ciber acoso?

Lo peor de todo es que las empresas de las redes sociales no invierten lo suficiente en el combate de las malas prácticas dentro de sus plataformas. Se conforman con censurar sistemáticamente a partir de algoritmos que no son capaces de distinguir entre un discurso positivo y uno negativo, simplemente censura cuando una palabra es mencionada.

Pero estos son los problemas más superficiales y premeditadamente provocados que pueden ocurrir tanto dentro como fuera de la plataforma. Lo que en verdad preocupa son aquellos factores que son invisibles ante nuestros ojos con el uso constante de estas redes.

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Elementos aparentemente inofensivos como el contador de “likes” puede mermar profundamente a una mente emocionalmente inmaduras, algo que no solamente encontramos naturalmente en niños y jóvenes, sino también en adultos.

Nuestra tendencia a compararnos y los estándares de éxito ridículos que puede llegar a establecer la sociedad, puede afectar tanto nuestra percepción al grado de frustrarnos o hacernos sentir mal el hecho de tener menos “likes”.

Esta inmadurez emocional también se ve reflejada en la sección de comentarios y mensajes privados, que no son capaces de sentir empatía y comienzan a agredir y acosar con comentarios hirientes, muchas veces escudándose en una retorcida interpretación de la libertad de expresión.

 

Nuevo estudio ha arrojado que los usuarios de TikTok e Instagram tienen algo en común: son cada vez menos felices y económicamente estables.

 

Ya no es un secreto que muchos usuarios estén mudándose de redes sociales debido a las comunidades “tóxicas” que pueden llegar invadirlas, razón por la cual muchos han abandonado Facebook y Twitter para refugiarse en otros como Instagram y TikTok, las más populares del momento.

Pero esta mudanza y los beneficios de entretenimiento que están favoreciendo a estas dos redes sociales como para acumular el mayor número de usuarios solo quiere decir una cosa: problemas.

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Salud mental

Actualmente no es difícil deducir que sus usuarios corren peligro en cuestiones de salud mental y eso lo saben dichas empresas que ya han estado tomando medidas al respecto para no perder a sus usuarios.

Entre ellas encontramos las herramientas de notificaciones de Instagram que avisan a los usuarios cuánto tiempo llevan conectados y sugerirles un descanso, así como ocultar el número de interacciones en sus publicaciones para evitar sentimientos de frustración y aborrecimiento.

TikTok también cuenta con la herramienta “desintoxicación digital” que brinda herramientas de auto monitoreo de uso de la aplicación como el tiempo que pasan diariamente viendo vídeos cortos, recordatorios para descansar de las aplicaciones e incluso un modo restringido que filtra contenido inapropiado, entre otros.

Sin embargo, estas “soluciones” realmente necesitan de la voluntad de los usuarios para hacer uso de ellas, y no hace falta deducir que realmente un porcentaje mínimo los utilizaría, así que no solucionan nada.

 

Finanzas personales

Una de las investigaciones más actuales y completas la ha hecho Bankrate, un sitio especializado en finanzas, quienes han descubierto que TikTok e Instagram son las aplicaciones principales que están afectando las finanzas de sus usuarios.

El buen estado de las finanzas de cualquier persona no solamente garantiza la tranquilidad de poder proveerse y satisfacer sus necesidades y la de su familia, esto también se traduce en la felicidad.

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Estar en aprietos económicos nos trae inestabilidad emocional y de muchos otros aspectos, no solamente estrés, ansiedad, también puede ser un detonante para desarrollar depresión crónica.

Esto empezó a empeorar cuando las redes sociales han comenzado a explotar sus servicios publicitarios en aras de que las redes sociales gane dinero a través de la publicidad pagada de muchas empresas.

Claro que todo se trata de que los usuarios compren al por mayor, pero siendo realistas, muchos usuarios no son capaces de contenerse al observar la tremenda oleada de publicidad que se muestran.

Las redes sociales invierten millones en desarrollar algoritmos cada vez más avanzados que puedan mostrar a los usuarios la publicidad ideal de acuerdo a su actividad dentro y fuera de la aplicación, mostrando aquella publicidad que tiene más probabilidad de comprar.

¿Es culpa de las redes sociales? La respuesta nunca será sencilla, pues si bien estas pueden deslindarse de lo que termine haciendo el usuario por su propia mano, lo cierto es que también hay algo de manipulación detrás, haciendo uso incluso de técnicas psicológicas específicas pada doblegar a la audiencia sin que esta sea consciente.

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Por otro lado, la ansiedad, estrés y depresión que causan las redes sociales, también hacen más propensas a las personas de hacer gastos impulsivos de las cuales después terminan arrepintiéndose, ya que está comprobado que realizar compras de placer puede provocar la segregación de serotonina, una de las hormonas del placer.

¿Nuevamente las redes sociales no tienen la culpa de esto? Digamos que las empresas detrás de las redes sociales tampoco son inocentes al respecto, pues han invertido demasiado también en hacer que sus plataformas sean adictivas sin mirar en las consecuencias que podría traerles a sus usuarios.

Así que todas estas “soluciones” de cuidado digital que proporcionan sus plataformas son simbólicas, posiblemente para quedar bien ante las autoridades que cada día se dedican a regular las tecnologías.

Es muy similar como cuando se le acusó a McDonald’s de ser unas de las  empresas más contaminantes del mundo y además de ser causantes de la epidemia de obesidad en Estados Unidos, ¿dejaron de hacer hamburguesas grasosas y derrochar menos basura? ¡Por supuesto que no, sería una locura! Se limitaron a ofrecer fruta y a empaquetar con papel. ¿Quién puede culparlos?

 

Esta población han sido la más afectada por estas tendencias

 

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El rango de edades que más se han visto afectadas con las redes sociales ha sido la generación Z, es decir, aquellos nacidos entre 1993 y el 2000, llevándose el 84% de daño emocional y financiero.

Le siguen la generación anterior, los millennials, que han nacido desde 1931 y 1993 aproximadamente, siendo el 77% de la población afectada. Luego seguiría las dos generaciones anteriores a esta, la Generación X con un 55% y Baby Boomers con un 38%.

Es decir, que mientras más inmersos están en las redes sociales, mayor es la probabilidad de sufrir los efectos adversos, afectando en mayor escala a los que prácticamente nacen con una tablet bajo el brazo.

Y lo único que podemos hacer por las nuevas generaciones es educarlos de acuerdo a nuestras experiencias. Pues quienes vieron nacer estas redes, son aún capaces de comprarlos con un “antes” que pudo haber sido mucho mejor.

Pero las generaciones más jóvenes de hoy solo tienen una realidad digital, una que les enseña que las vidas aparentemente perfectas que se exponen en las redes sociales son la vara con la que tienen que medir sus propias vidas, generando toda clase de trastornos que puede incluso acabar con sus vidas sin que los padres se den cuenta.